Tras el verano, retomamos nuestra sección de entrevistas, con la que pretendemos acercarnos al día a día de los profesionales del mundo del Derecho, abrir los ojos a otras realidades, a otras verdades y puntos de vista. Y dirigimos la mirada en esta ocasión hacia los Juzgados de lo Social y la labor de los secretarios judiciales, con esta entrevista a Agustín Salinas secretario en el Juzgado de lo Social nº 5 de Málaga.
P: Agustín, ¿cómo es tu día a día?
R: Podemos decir que bastante
normal, madrugar, ir al juzgado, una vez allí estudiar lo que entra, trabajar
lo que sale, llevarme algún susto, o por qué no, darlo a veces yo, intentando siempre dar el
servicio público para el que me preparé; y una vez fuera del trabajo, hacer
deporte, aprender idiomas, leer, y disfrutar de mi familia y de esta gran
ciudad que es Málaga.
P: ¿Cómo llegaste a ser secretario
judicial en lo Social?
R: Tras una ardua oposición,
comencé mi carrera en un juzgado mixto de Martos, en mi provincia natal;
ascendí voluntario tras seis meses a un Juzgado Penal de Mataró, en Barcelona,
allí estuve dos años y medio y luego me trasladé a un juzgado de menores en Barcelona. Volví a Andalucía para
trabajar en el Juzgado de Primera Instancia nº 1 de Fuengirola, y desde hace
casi cinco años estoy en Juzgado de lo Social nº 5 de Málaga.
P: ¿Cuáles son las principales
dificultades que te encuentras en tu desempeño profesional?
R: La falta de medios, que en pleno
siglo veintiuno se siga en muchos aspectos trabajando como hace treinta años no
ayuda a agilizar la administración de justicia, no comprendo como sigue
primando el papel sobre el soporte digital, con todos los problemas que ello
conlleva; así como el exceso de trabajo que soportan los juzgados, lo que
supone que el afán por sacar “papel” no permita el estudio pormenorizado que algunos asuntos
precisan; y por último, destacaría que
haría falta una política de personal diferente, con una retribución basada en
la productividad, que el que trabaje más y mejor vea recompensado su esfuerzo.
P: ¿Qué es lo que más te gusta de
tu jurisdicción?
R: El trato con los profesionales,
que al ser en número más reducido que en otras jurisdicciones, permite un una
relación más cercana, lo cual creo facilita el trabajo.
P: ¿Y lo que menos? ¿Qué te
gustaría que cambiara? ¿Qué reformas crees precisas?
R: Lo que menos me gusta es común
con casi todas las jurisdicciones, y es el elevado número de asuntos que entra en el juzgado. En el mío
una causa no urgente tiene un señalamiento de un año y medio, y así es difícil dar un buen servicio público. A eso añade posibles suspensiones, recursos, y en su caso ejecución...; hace
falta, como ya he apuntado antes, mayor inversión en tecnología, centralizar
trabajo, no entiendo que cada juzgado sea una isla en muchas ocasiones, que respecto
de una misma parte en causas diferentes cada juzgado tenga que realizar la misma
averiguación domiciliaria, patrimonial... . La nueva oficina judicial podría ser
una solución en la buena dirección, pero ya de nueva tiene poco, desde el 2003
ha llovido mucho, y seguimos esperándola.
R: En mi opinión ha sido una
ley precipitada, que debería haber
tenido mayor debate político y social, se podría conseguir sus fines de otras
formas, como vía costas por litigar con temeridad, o priorizando la mediación,
y en cualquier caso, restringirla a la segunda instancia. No puede ser que haya
quien no acuda a la justicia por falta de medios económicos.
En mi jurisdicción las tasas
sólo se aplican a la segunda instancia, y tras
el acuerdo del Pleno del Tribunal Supremo que seguimos la mayoría de
juzgados, que excluye del pago de las mismas a los trabajadores y beneficiarios
de la Seguridad Social, se puede decir que el impacto las tasas ha sido
residual.
P: ¿Cómo es tu relación con la
abogacía?
R: Bastante bueno, como ya comenté
anteriormente, el trato es muy cercano y cordial.
P: ¿Cómo es un día de
conciliaciones?
R: En primer lugar hay que estudiar
el asunto, ver cual podría ser una solución buena para ambas partes,
ofrecérselo al letrado y su cliente, explicando sobre todo a este último que es
mejor un mal acuerdo que un buen pleito, que va a ganar en tiempo y “salud”, y que en cualquier caso, ganar no
siempre conlleva “cobrar”, aunque tengo que confesar que con la experiencia
sólo viendo a las partes entrar en el despacho ya sé cuando no hay que
insistir.
P: ¿Cuál ha sido tu evolución como
secretario en todos estos años?
R: Al comienzo de mi carrera me
preocupaba la complejidad de los asuntos; en una segunda etapa fue las cantidades ingentes de papel que entraba
en el juzgado, ahora lo afronto todo con pragmatismo.
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