El ponente durante su intervención |
En esta entrada queremos resumir
algunas de las reflexiones que Juan de Dios Camacho Ortega hacía sobre los
interrogatorios en el marco del Curso Estrategias y técnicas procesales
(particularmente laborales) celebrado los días 13 y 14 de septiembre en el
Colegio de Abogados de Málaga. Juan de Dios Camacho es Magistrado-Juez titular del Juzgado de lo Social nº 1 de Córdoba.
En su presentación, Juan de Dios
Camacho se definió como un “investigador procesal privado”, que lleva 25 años
estudiando el proceso, siempre en
relación con la vida. La vida está presente en la estructura medular del
proceso. Por eso, los abogados deberían
ampliar su visión sobre el proceso, trabajando la empatía. Como abogados,
debemos ser capaces de ponernos en el lugar y de pensar como el juez, como el
compañero cuya tesis tenemos que rebatir y como nuestro cliente.
El jurista no debe quedarse en el
estudio de las actualizaciones legales, en el conocimiento de la última reforma
legislativa. Debe ir un paso más allá: estudiando y conociendo otras
disciplinas. Él estudió, entre otras cosas, Sociología y Psicología, dedicando tiempo
a leer psicología penal, especialmente norteamericana. Centrándose más en el aspecto del testimonio,
Camacho afirmaba que los juristas tienen
que estudiar la psicología del testimonio, la comunicación no verbal. En este sentido, recomendó leer a Martínez Selva. Antes de comenzar a analizar la figura del testigo, Camacho
nos dio una de sus reglas de oro: ¿Testigos? No, gracias
Los testigos conllevan un elemento de incertidumbre, ya que
no podemos tener control sobre lo que finalmente van a declarar ni sobre lo que
preguntará la otra parte.Si tenemos que usarlos, hay que
prepararse muy bien. En un 80% de los juicios penales, la condena se basa en la
declaración de un testigo. Por eso, hay que tener mucho cuidado con el
testimonio. La mente humana es muy frágil. Debe intervenir un profesional
adecuado.
Primero hay que entrevistar al
candidato a testigo, después fidelizarlo y analizarlo, hasta decidir si lo
usaremos.En la entrevista utilizaremos
técnicas como la escucha activa y el parafraseo: le haremos un resumen de su
propio testimonio para que nos lo confirme.
Lo ideal sería poder entrevistar
al testigo en el lugar de los hechos, para
lograr recrear los recuerdos. Tenemos que eliminar las emociones,
quedarnos con los hechos objetivos: en el juicio importan los hechos
pertinentes, útiles y traídos legalmente al proceso.
Ejemplos de preguntas para la entrevista: aspectos que debemos
tener en cuenta
- ¿Qué clase de testigo es? ¿Directo (estaba allí, en el lugar de los hechos) o indirecto?
- ¿Qué hechos conoce el testigo? ¿Qué hechos necesito para probar y construir mi caso? Aquí, Camacho volvía a citar el art. 217 LEC que, en su opinión, debería presidir todos los despachos, todo abogado debería tenerlo siempre presente.
- ¿El testigo tiene compromisos (tachas)?
- ¿El testigo tiene debilidades? Nervios, lenguaje corporal, etc.
En cada pregunta vamos a puntuar
al testigo con un 1 o con un 0. Al finalizar la entrevista, y en función de la
puntuación obtenida, decidiremos si lo vamos a usar o no en juicio, si el
candidato se convierte finalmente en testigo.
Una vez que lo consideramos
testigo, trabajamos con él en el despacho, antes del juicio: es la fase de
verificación del testigo. Tenemos que instarle a decir la verdad. Camacho recomienda ensayar y trabajar, si es posible, llevarlo con
nosotros a ver juicios, para que se familiarice con el escenario. No se trata
de adoctrinar al testigo, sino de contarle lo que va a pasar. Preparar y ensayar éticamente con mi testigo no es ilegal,
el no hacerlo es una irresponsabilidad.
Hay que cuidar también los
aspectos formales (la ropa, la manera en
la que se va a presentar ante el tribunal) y la comunicación no verbal: el
testigo habla incluso cuando no habla. No podemos descuidar su lenguaje
corporal, sus miradas y gestos antes y después de su intervención en el juicio.
Una vez en sala, si el tribunal
no hace al testigo las preguntas generales de la ley, debemos hacerlas
nosotros. Hay que hacer preguntas narrativas, preguntas abiertas que permiten
micronarraciones. Si podemos, más adelante haremos preguntas de detalle (o seguimiento,
en términos de psicología del testimonio). Es como una técnica del embudo, que
aplicaremos de forma inversa en el contrainterrogatorio.
Otras reglas de oro: jamás
preguntar si no conocemos la respuesta y hacer preguntas cortas. Imprimiremos
un ritmo lento al interrogatorio, para que nuestro testigo esté tranquilo.
También debemos inculcarle que responda de forma pausada a las preguntas de
otra parte, para que nosotros podamos reaccionar y, en su caso, impugnar alguna
pregunta. Por el contrario, en el contrainterrogatorio intentaremos imprimir un
ritmo rápido.
Por último, debemos recordar que si el
juez tiene que preguntar al testigo, los abogados de las dos partes han fallado
como profesionales. En el curso de su intervención, Juan de Dios Camacho
recordó la película Veredicto final (The Verdict, Sidney Lumet, 1982), cuando el abogado Frank
Galvin (interpretado por Paul Newman)
le decía al juez: “Señoría, si va usted a llevar mi caso, le ruego que no lo pierda”
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Imagen superior: Departamento de Formación del Colegio de Abogados de Málaga
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