David Ganuza y Juan Antonio Ruiz |
Antes del verano la sección de Gestión de Despachos organizó un interesante taller gratuito sobre interpretación del lenguaje corporal, para el cual tuvimos la suerte de contar con la presencia de David Ganuza (de ESSIN) discípulo de Philippe Turchet, el padre de la sinergología.
Esta ciencia analiza e interpreta los gestos y micromovimientos o
actitudes corporales que adoptamos de forma no consciente. David nos explicó que hay gestos de los que somos
totalmente conscientes (parar un taxi), gestos semiconscientes (no eres conciente pero
cuando alguien te lo indica te das cuenta de ellos) y no conscientes: son los que
por más que alguien nos diga sobre ellos no podemos evitarlos (por ejemplo, dilatación de
pupila). La sinergología se concentra en los gestos no conscientes y en
algunos semiconscientes.
Ya Darwin habló de que ciertos gestos (sobre todo faciales) eran
universales. Posteriores antropólogos
decían que predominaban los gestos culturales. Ekman siguió inicialmente esta
línea pero luego empíricamente se decantó por la teoría de Darwin. Su discípulo Matsumoto lo universalizó comparando los gestos faciales de
invidentes paralímpicos con los de los juegos olímpicos.
La sinergología presenta un método científico detrás de su
forma de trabajo, aunque es una ciencia que lleva sólo 20 años. Esta ciencia trabaja unos aspectos muy puntuales. Cada pensamiento que tenemos provoca unos
gestos y en base a esto, ellos han creado un sistema de codificación de gestos no sólo faciales sino
de cualquier parte de nuestro cuerpo. No
sólo se mide la diferencia entre lo que se dice y lo que ha cruzado como
pensamiento sino el grado de coherencia. Los sinergólogos trabajan más con hemisferios corporales, miran las
reacciones corporales más desde una forma anatómica que psicológica. Están más
basados en la neurociencia, consideran que el origen de todo está en el cerebro.
Así, nos explicaba David que cada hemisferio cerebral tiene funciones
distintas y físicamente actúan en cruzado. El izquierdo tiene un pensamiento más
lineal, es el del control y lo tenemos
reflejado en la parte derecha de nuestro cuerpo. El derecho es más holístico,
no tan lineal ni estructurado y se manifiesta en la parte izquierda de nuestro cuerpo. Se
puede saber si una persona es más de hemisferio derecho o izquierdo, que parte
está más activa en cada momento simplemente viendo qué mano está más
activa.
En cuanto a los gestos del rostro, David nos dió pistas y nos mostró ejemplos visuales y reales de políticos y personalidades. Por ejemplo, cuando tengo cierto
estrés emocional mi ojo izquierdo se contrae (parte derecha del cerebro, más
emocional). Una situación de felicidad
lo que hace, en vez de contraer el ojo izquierdo, es vasodilatarlo. El ojo
derecho se contrae cuando una situación es estresante pero no emocional. El
cansancio físico también se refleja en reacciones inconscientes. Una mano izquierda metida en el bolsillo puede
querer decir que tu parte emocional no quieres tenerla presente en ese momento
y tenerla escondida.
Lo primero que tenemos que hacer es fijarnos en los hombros
y el torso: ¿se quiere comunicar nuestro interlocutor con nosotros? Si su torso y hombros se dirigen
a nosotros es que sí. No hay que perder de vista los elementos sistémicos, que
muchas veces influencian los gestos (por ejemplo, una ventana en la habitación puede condicionar nuestros gestos). El eje de la cabeza también nos da
información, su dirección. El cruce de brazos se aprende de niños y es inherente y si
intentamos cruzarlos a la inversa es muy difícil. Sin embargo en una situación de
estrés podemos hacerlo perfectamente sin dificultad. Por otro lado, sentado en una misma silla puedo adoptar 9 posturas
distintas. Y cada una de ellas nos da información. Por ejemplo, atrás derecha significa que se
está reflexionando.
Todo esto son factores que no se pueden condicionar porque habría una falta
de coherencia que nos delataría. Se busca mejorar la comunicación, ser más
auténtico para llegar antes a acuerdos. David nos señaló que no es nada fácil detectar la mentira.
Los sinergólogos pueden estar en un 75% de acierto en detectar la mentira en vivo. La palabra mentira es muy coloquial y todos
mentimos como mínimo dos veces cada diez minutos y está demostrado.
Para la sinergología es más importante lo que no verbalizas que lo que verbalizas y es
mentira.
Hasta aquí algunas pinceladas de todo lo que nos mostró David en su ponencia, el cómo aplicarlo profesionalmente con clientes o testigos ya es otra cuestión bastante más compleja, pero lo cierto es que el ponente consiguió intrigarnos y mantener nuestra atención toda la tarde.
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