El IV Ciclo de Cine y Derecho,
organizado por el Colegio de Abogados de Málaga comenzó el pasado jueves 10 de
mayo con la proyección de Fracture
(Gregory Hoblit, 2007). Para presentar
la película tuvimos el placer de contar
con D. Eduardo Torres-Dulce, Fiscal
General del Estado. Torres-Dulce es también conocido y apreciado como apasionado cinéfilo y crítico
cinematográfico. En este campo, destaca su participación en el programa de TVE Qué
grande es el cine, dirigido por José Luis Garci y más recientemente, en el
espacio radiofónico Cowboys de Medianoche,
dirigido por Luis Herrero.
Además es autor de varios libros, entre los que citaremos Armas, mujeres y relojes suizos y Jinetes
en el cielo publicados por la
editorial Notorius.
Presentación de Fracture en el cine Albéniz |
Ya en la presentación de la película,
Torres-Dulce adelantaba algunos de los rasgos que hacen de Fracture una estupenda película: un brillante guión, con toques
de Hitchcock (mac guffin incluido) y la
capacidad de dar un aire nuevo a una película que sin embargo contiene
todas las claves del llamado “cine de
juicios”.
Gregory Hoblit es un director con
una larga experiencia en este tipo de
historias, ya que fue uno de los directores de la mítica serie Canción Triste
de Hill Street (Hill Street Blues, 1981-1987) y también dirigió episodios de La Ley
de Los Ángeles (L.A.Law 1986-1994) La
originalidad de esta cinta reside en que invierte el orden de los elementos del
cine de juicios o “de abogados”. En
primer lugar, tenemos la figura del fiscal: Willy Beachum, interpretado por un
Ryan Gosling que muestra ya algunos detalles del talento que ha brillado en Los
idus de marzo (The idus of March, George Clooney, 2011 y sobre todo en Drive (Nicolas
Widing Refn, 2011). Gosling desempeña el papel que tradicionalmente correspondería
al abogado defensor en el cine de Hollywood. En efecto, si pensamos en abogados
en el cine, fácilmente nos vendrán a la memoria los personajes de Atticus Finch
(Gregory Peck en Matar un ruiseñor) o
Paul Bigley (James Stewart en Anatomía de
un asesinato). Por oposición precisamente a Paul Bigley, tenemos al fiscal
Claude Dancer (George C.Scott) un buen ejemplo de cómo el fiscal siempre ha sido presentado como “el malo”.
Hoblit, en cambio, convierte al
fiscal en el héroe con el que el público se identifica. Los espectadores no admiran,
como en otras ocasiones, la prodigiosa mente del villano Ted Crawford (Anthony
Hopkins) sino que simpatizan con las dudas e inquietudes del joven fiscal,
deseando que triunfe.
Otra de las virtudes de Fracture que Torres-Dulce quiso
mencionar es que es una completa descripción del proceso judicial anglosajón.
Por eso, durante el coloquio surgió la comparación con nuestro sistema. En este
sentido, Torres-Dulce recordó que los sistemas anglosajones entregan el ius puniendi en exclusiva al Estado. En
virtud de ese pacto social, no existe acusación particular ni popular. Esto
confiere un gran poder y libertad de acción al Ministerio Fiscal. Como vemos en
la película, la oficina del fiscal cuenta con su propio equipo de
investigación.
En España el sistema creado por
la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1889 se basa en la Policía Judicial. En
opinión de Torres-Dulce este sistema ya no funciona. En el transcurso del
coloquio, apostó por una profunda reforma del Estatuto del Ministerio Fiscal,
que incluiría entre otros aspectos la creación de unidades de policía al
servicio de los fiscales, y muy especialmente el reforzamiento de la autonomía
de la institución fiscal. Insistió en que es imprescindible que esa autonomía del
Ministerio Fiscal sea visible para el conjunto de los ciudadanos. En una
reciente entrevista para el portal Abogados, el Fiscal General del Estado comentó
ampliamente su opinión sobre estos temas.
Por último, Torres-Dulce señaló
otro elemento importante cuyo
tratamiento difiere en Fracture del que recibe en la mayor parte del cine judicial: la figura de
la víctima. A menudo, la víctima queda olvidada en el transcurso de la trama.
En este caso, la víctima siempre aparece como centro del proceso penal. Al hilo
de este dato, Torres-Dulce planteaba una interesante reflexión sobre cuál es el
objeto último del proceso penal ¿descubrir la verdad material o justificar y reparar a la víctima?
Estas son solo algunas de las
ideas que surgieron en un enriquecedor
diálogo tras una estupenda sesión de cine, que esperamos os anime a
debatir y por supuesto a acudir a la siguiente proyección de este Ciclo, que
debemos al esfuerzo de un grupo de personas encabezado por nuestro compañero
Francisco Fernández Zurita.
Imagen: Área de Comunicación del Colegio de Abogados de Málaga, coordina Jesús Periago
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